Por Heidi Balvanera /Lunes 26 de Septiembre de 2011
Es increíble como te va cambiando el embarazo semana con semana, ¿pueden creer que a estas alturas del partido ya no puedo respirar?
Resulta ser que la bella Elena, según me informa mi doctora, mide más de lo que debería de medir un bebé en esta etapa y ¡tiene las piernas muy largas! Es cuando orgullosamente le comenté a Jaime que nuestra hija tendrá piernas de modelo y me contestó que él estaría de acuerdo si en el futuro ella decidiera seguir los pasos de su madre… Sólo que tendría que esperar a los 40 años, cuando por fin tenga permiso para salir de casa, jajajaja.
En fin… Cuando les cuento que no puedo respirar, ¡es literal! La verdad es que llevo todo mi embarazo de arriba para abajo sin problemas, llena de energía y súper cómoda, pero las últimas dos semanas, debido al tamaño de mi panza, mis pulmones ya no tienen espacio y estoy teniendo mucha dificultad para respirar y como estoy acostumbrada a hacer ejercicio me ha costado mucho trabajo emocionalmente hacerme a la idea de las limitaciones físicas que me ha impuesto mi cuerpo recientemente.
Claro que mi médico recomienda que siga con una actividad física moderada, lo cual agradezco de todo corazón porque el ejercicio no sólo me da energía, sino que también me ayuda muchísimo a dominar mi mente, que cada día que pasa se acelera más.
A mi gusto, esta es la etapa donde empieza el reto de controlar los nervios y los pensamientos del “monkey mind” que me acompañarán hasta convertirme en madre y, probablemente, seguirán por unos mesecitos más, ¿verdad?
Es increíble que casi todo mundo tiene una historia o una opinión que darte cuando estás embarazada y esto puede ponerte nerviosa o simplemente confundirte. Sobretodo con el parto tan cerca…
Existen muchas leyendas urbanas como de abuelita: “Si tienes la panza picuda, es niño”, “Si te crece la cadera, es niña”, “si te dan agruras, el bebé va a tener mucho pelo”… ¡Bla bla bla!
Mi panza esta grandota pero angosta y últimamente la predicción favorita es que no cargo una niña sino un niño… ¿Cómo ven? La verdad es inevitable que te pongan a pensar… ¡Imagínense! Y yo que me dejé ir con el color rosa… ¡estaría muy chistoso! Lo bueno es que múltiples ultrasonidos han confirmado que en efecto será Elena y no Eleno.
Otra cuestión que se ha vuelto digna de apuesta es que, como mi panza está baja, (que en las últimas semanas es indicio de que un bebé esta por nacer), mucha gente dice que Elena nos va a dar una sorpresa y va a llegar antes de lo planeado… pero una vez más: mi doctora está en desacuerdo.
Para mí lo importante ha sido no quitar los ojos de la meta y también llenarme de los buenos deseos que me dan día a día.
Y es que tengo que confesar que creo que ¡no me ha caído el 20 del cambio que está por pasar en mi vida! La mayor parte de mis amistades que son padres de familia concuerdan en que el 20 te cae cuando uno sale del hospital con bebé en brazos. Ya les contaré en unas semanitas si es que este mito es cierto o no.
Lo que sí, es que al igual que la bebé, cada día crece más la ilusión y el nerviosismo en mí y en la gente que me rodea… ¡Sobretodo el nerviosismo! digamos que con esta panza tan grandota no los culpo si me caminan alrededor diciéndome que tenga cuidado, la verdad es que tengo que aceptar que la gracia y/o coordinación no me acompaña mucho estos días… ¿Se acuerdan de “La Marcha de los Pingüinos”? ¡jajaja!
Pero la actitud nunca, NUNCA, se pierde y obviamente la emoción de que ya casi llega la niña que tendrá unas piernas de modelo… ¡Pobre del Papá!
fuente : Quien
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