Por Heidi Balvanera . Viernes 17 De Febrero De 2012
¿Queeé creeeen? ¡Elena hoy empezó a agarrar su mamila con las manos! Se los juro que, una vez más, tuve que llorar como Magdalena porque no me lo esperaba.
¡No hay sentimiento que se le compare al orgullo de mamá! ¿Están de acuerdo?
Sin embargo, hay veces que algunas dudas se nos vienen a la cabeza cuando pensamos en nuestros hijos: ¿Lo estoy estimulando lo suficiente? ¿El desarrollo de mi bebé es normal? ¿Soy buena mamá?
¡Wow, son tantas preguntas!
El simple hecho de cuestionarnos generalmente quiere decir que estamos haciendo una buena labor como mamás porque nos preocupamos por el bienestar de nuestros hijos.
¿Será que algún día dejaremos de dudar de nuestra capacidad como madres?… Hmmm… Por lo que he escuchado ¡me parece que no! Creo que es parte de nuestro trabajo =)
La formación de nuestros hijos depende de nosotras… Que labor más llena de responsabilidad ¡¿no?! ¡Encargarse del desarrollo de un ser humano!
La estimulación para un bebé es súper importante ya que influye mucho en su desarrollo, claro que también parte del mismo es instintivo y esa justamente es la parte que a todas las mamás nos agarra por sorpresa. Cada bebé es distinto y único, y cada uno tiene su propio ritmo.
¡Mi hija está en esa etapa que el cerebro es como esponja! Está muy atenta de sus alrededores, así que todo el tiempo esta absorbiendo nueva información.
De un día para el otro cambia tanto y hace tantas cosas nuevas que, todos los días, me deja la quijada en el piso, ahora entiendo lo que me dicen constantemente mis amistades: que rápido se va la etapa cuando son bebitos.
¡Ahora resulta que a Elena le urge ser independiente! Se mueve todo el tiempo y como aparentemente los techos ya dejaron de ser entretenidos, ahora prefiere estar sentada para apreciar mejor el mundo y, aunque todavía se va de ladito, aún así… lo vuelve a intentar.
Ya no es tan fácil entretenerla como antes. Ya conoce bien sus peluches y digamos que el chupón dejó de tranquilizarla hace mucho, ahora la tele y chuparse sus manos (o una combinación de ambos) es el “pacificador” perfecto y el iPhone es, sin lugar a duda, ¡el juguete favorito! Aunque ese sí, no dejo que se lo meta a la boca… ¡Se enoja mucho! ¡Jijiji! (Creo que Steve Jobs nunca se imaginó que su trabajo le llamaría tanto la atención a los pequeños, ya ven que están obsesionados con los iPads también).
Y hablando de mal carácter, también existen cosas que nos encantaría que nuestros hijos nunca aprendieran, ¿cierto?
¡Mi bebita es una auténtica manipuladora! Sabe exactamente como comportarse para que, tanto mamá como papá, bajemos un poco la guardia y ella se salga con la suya y para colmo, ¡es paciente!
De vez en cuando, aunque esté satisfecha, seca, descansada y entretenida, no puede evitar pegar el grito porque quiere que la carguen. Con tan sólo acercarnos a ella le cambia por completo la actitud y nos regala unas carcajadas hermosas. Como que es inevitable no caer en esas trampas ¿no?
Qué fuerte cómo los bebés nos toman la medida…
Y ya ven que son de ideas fijas… cuando quieren algo, se vuelve como una lucha de poderes, hay que aceptar que normalmente los gritos de bebé le ganan a la determinación y/o educación de mamá…
¡Nah! Se cansan de llorar rápido, sólo toma entre 20 minutos y 1 hora, sólo hay que tener más paciencia que ellos. =)
Vieron aquel episodio de “Desperate Housewives” que Lynette dice: “Children are a gift from heaven but sometimes you wish you could send them back” ¡jajaja!
¿En qué momento los bebés aprenden a que pueden controlar su ambiente? ¿Qué increíble no?
Ojalá yo aprenda rápido a diferenciar las necesidades de mi hija de sus pataletitas, que me parece que las divide una línea MUY delgada.
¿Cómo saber cuál es cuál?
Ya ven que el sentirse apapachado también es una necesidad, y tengo entendido que es muy importante, ya que les da seguridad a los bebés y eso generalmente resulta en un autoestima sana.
Tendré que confiar en mi instinto de mamá que, sin lugar a duda, siempre me llevará a hacer lo correcto y esperar que con el tiempo ese instinto se vaya desarrollando a pasos agigantados para poder alcanzar el ritmo de mi primogénita.
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