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viernes, julio 15, 2011

Los beneficios de la yoga prenatal


¿Ya ven que dicen que los primeros 3 meses de embarazo son los más difíciles? Hay mujeres que no salen del baño por estar devolviendo el estómago, otras que no pueden ni oler comida por las náuseas… Bueno, mi caso fue un poco distinto, físicamente me sentía casi normal pero… ¡Uy! Tengo que confesar que para mí esos primeros meses fueron una “montaña rusa” de emociones… Así es, ¡a mí me pegó durísimo la hormona!
Cuando me enteré de mi embarazo luego luego me armé de un arsenal de libros sobre el tema y me llamó mucho la atención que casi todos hablan sobre los cambios físicos pero no tanto de los emocionales, entonces me dediqué a platicar con amigas que ya son mamás para que me hablaran de la experiencia “emocional” que experimentaron durante esa etapa.
No sé si alguien de ustedes lo haya intentado, pero tratar de hacerle recordar detalles sobre su embarazo a una mujer es como pedirle peras al olmo…jajaja. ¡Es en serio!
De verdad que fue una súper coincidencia que una amiga me recomendara la Yoga Prenatal. Yo ya estaba muy familiarizada con la yoga, pero no la practicaba con frecuencia porque cuando hago ejercicio suelo enfocarme en rutinas de alto impacto (ya saben, las que te ponen el ritmo cardiaco a 165 latidos por minuto).
Mi primera clase fue cuando tenia 10 semanas de embarazo, realmente no sabía qué esperar… Terminé en un salón rodeada de mujeres que claramente tenían más de 6 meses de embarazo y, aquí entre nos, me sentí un poco fuera de lugar… hasta que la maestra me dijo que entre más temprano se empieza más beneficios obtienes. Jejeje, eso me recuerda: cuando comentas que estás embarazada pero todavía “no se te nota” lo primero que hace la gente es voltearte a ver la panza “disimuladamente”. ¡Es muy chistoso!
Primero que nada déjenme decirles que la yoga prenatal no es una clase llena de poses complicadas, por lo que cualquier “principiante” puede atenderla con confianza, generalmente se basa en posiciones que facilitan el estiramiento en áreas como la cadera y la cintura (que tienden a doler conforme avanza el embarazo).
De las poses que más me gustan, y me ayudan, está la conocida como “cat, cow” (“gato, vaca”): te pones en cuatro y encorvas la espalda hacia arriba y luego hacia abajo estirando todos los músculos y las vértebras.
Créanme que es un súper aliviane porque entre “más meses… más achaques”. Los ejercicios de Yoga pueden evitar problemas como ciática e inclusive retención de líquidos. También ayuda con los dolores musculares y de ligamentos que, aunque muchas mujeres no los sienten, para la mayoría son un martirio.
Otra gran ventaja de las clases es que te enseñan ejercicios de respiración que físicamente te ayudan a oxigenar tu cuerpo y emocionalmente te tranquilizan y te ayudan a meditar y a ejercitar tu capacidad de concentración (que será básica para sobrepasar las contracciones antes y durante el parto).
Hay varios ejercicios que se hacen en pareja (con alguna compañera) y de verdad que platicar con otras embarazadas te ayuda a comparar historias y a no sentirte incomprendida, ¡obvio te identificas mucho!…  ya ven que las embarazadas pensamos que nadie entiende por lo que estamos pasando.
En lo personal, es lo que más disfruto de la yoga prenatal… me ha ayudado a mantener la calma durante “mi lluvia hormonal” y a concentrarme en escuchar a mi cuerpo.
Además se convierte en un espacio de convivencia para ti y para tu bebé.
Poco después de que empecé las clases sentí los movimientos de mi hija por primera vez, que tan sólo tenía 14 semanas de gestación. Creo que lo atribuyo a esa “consciencia” que me ha creado la yoga prenatal.
Te recomiendo que la pruebes, no sólo por los múltiples beneficios físicos que ofrece, sino para que durante ese “silencio” escuches también tu voz interna que te ayuda a acercarte a tu instinto maternal.

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