Por Heidi Balvanera | Viernes 06 de enero de 2012  Acabo de entender el concepto de “Super Woman”. ¡Les juro que he adquirido un nuevo respeto, tanto por las madres como por las amas de casa! Siempre pensé que llevar un hogar o cuidar a los hijos era una labor “sencilla”, tenía que serlo, ¿no? Y es que todas las mamás lo hacen parecer tan fácil y natural… A tan sólo dos meses de haberme convertido en mamá, por fin empieza a tener sentido la famosa frase que escuchamos constantemente de los labios de nuestras mamás: “Me vas a entender cuando tengas a tus hijos”. ¡Mi vida ha dado un vuelco de 180 grados! De repente no entiendo cómo es que me dan las 3 de la tarde y ¡sigo en pj’s! Imagínense mi cara cuando llegan visitas, ¡de plano ya perdí la pena! Porque aunque estoy hecha una piltrafa, mi beba está hermosa y perfumada. A veces el dolor de espalda me hace percatarme de que no me he sentado en horas. De comida, ¡ni hablamos! Comer galletas encima de Elena mientras la amamanto se ha vuelto mi dieta. =) ¡De verdad que los días se me han pasado como agua entre la manos! He perdido por completo la noción del paso del tiempo y es que ahora mis horas las mido por tomas de leche. Me queda claro que la capacidad de ser “multi-taskers” que generamos las mujeres es un regalo del cielo y seguramente así estamos programadas a propósito. Sobre todo cuando hay un bebé que requiere de nuestra atención 24/7. ¡Yo sabía que no nada más funcionaba para maquillarnos, peinarnos y hablar por teléfono mientras manejamos! jajaja. Seguramente han escuchado a las personas que ya son papás decirlo: “El primer mes es el más difícil, todo lo demás es de bajada”. Creo que no es que se faciliten las labores para cuidar a un bebé, más bien, uno se acostumbra y aprende a administrar mejor su tiempo. Así se han vuelto mis días y lo único que tengo para probar tanto esfuerzo es la sonrisa de mi hija, con eso me basta para llenarme de amor y tener la motivación para seguir a pesar de las desveladas y los días llenos de cansancio, ser madre es, sin lugar a duda, lo más hermoso que me ha pasado en la vida. Pero sí, mi vida ahora es diferente, un bebé lo cambia todo… ¡Pero para bien! El tener a Elena en casa nos ha traído a Jaime y a mí una alegría inimaginable, le ha dado ternura a nuestras vidas. De hecho, nos ha regresado a esas etapas donde, como cuando eres niño, esperas con ilusión la Navidad. Cada baño a Elena se convierte en una aventura y cada segundo del día es un convivio familiar como si fuera domingo. ¡Sólo han pasado dos meses y ya tengo tantas anécdotas que contar! Ya ven que al principio el simple hecho de vestir a un bebé es todo un mérito (¡que difícil es lograr meterle su bracito por la manga! jajaja). Y, aunque sigo esperando esa agilidad de mamá que sólo te da la práctica, tengo que confesar que, aunque me sigue ganando el tiempo todos los días, ya me siento más segura de mí misma como mamá. Así, aprendiendo cada día, empiezan mis #CrónicasDeUnaMamáNovata, (acentuando el “novata”). Es una bendición que mi hija tenga tanta paciencia, porque claramente con su mami, ¡la va a necesitar! |
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