Las bases de un buen comportamiento
Por Heidi Balvanera | Viernes 25 de mayo de 2012
Uno de los retos más importantes con los que nos topamos como papás es educar a nuestros hijos. Cuando tienen menos de un año pensamos que todavía nos falta tiempo para preocuparnos por darles unas buenas bases… ¡Pero nos equivocamos!
Los bebés empiezan a desplegar su personalidad desde muy pequeños. Seguramente a muchos de ustedes les sorprendió la capacidad que tienen nuestros hijos de tomarnos la medida desde las primeras semanas de vida. ¡Es cierto! =)
Es normal que nos surja la pregunta de hasta dónde debemos “consentir” un berrinche, sobre todo porque pensamos que están todavía muy chiquitos para entender realmente los límites que, como padres, debemos imponerles.
Según los especialistas, a un bebé recién nacido se le debe dar todo a demanda: debemos alimentarlos, apapacharlos, cargarlos y consolarlos cada vez que lo pidan. De hecho muchos estudios sugieren que el hacerlo genera pequeños con más autoestima, más sociables e independientes.
Pero a partir de los cuatro o cinco meses, debemos de empezar a poner horarios y reglas para nuestros pequeños y es ahí donde se pone interesante la cosa… ¡Y difícil!
Con el tiempo, cada mamá va conociendo mejor a su pequeño y según su experiencia puede empezar a diferenciar las necesidades de sus caprichos. Es importante que estemos consientes que nosotras mismas podemos fomentar actitudes que en un futuro perjudicarán a nuestros hijos y también nuestra relación con ellos.
¿Cuántas veces han escuchado que no debemos de acostumbrar un bebé a brazos? Tengo que ser súper honesta… Personalmente nunca he podido negarle los brazos a mi hija, sin embargo comprendo que hay momentos en los que es más adecuado recurrir a otro tipo de soluciones por su propio bien.
A mí me costaba mucho trabajo no dormir a mi hija recién nacida en mis brazos pero es mejor no acostumbrar a los bebés a dormir arrullados en brazos por mamá o papá. También es bueno que no siempre duerman en un cuarto oscuro y en completo silencio.
Desde el primer mes enseñé a Elena a dormir con ruido, luz y también a tomar la siesta donde fuera: En su carreola, en el coche y ¡hasta en su silla mecedora! Tuve que ser paciente y muy constante pero estoy muy orgullosa de esto y, hoy por hoy, mi hija pega el ojo rápidamente y sin ningún problema.
¡Claro que no es ningún angelito! ¡Elena tiene despliegues de carácter bastante fuertes! Seguro a todas las mamás nos pasa que en los momentos menos indicados y de la nada nuestros hijos pegan el grito y no sabemos qué hacer.
Cuando esto sucede, lo primero que debemos hacer es pensar si están cubiertas las necesidades de nuestro bebé… ¿Ya comió? ¿Su pañal está limpio? ¿Está cómodo? ¿Tiene sueño?
Una vez que hayas cubierto sus necesidades “básicas”, guíate por la personalidad de tu bebé y piensa qué es lo que quiere y analiza si el complacerlo va a fomentar un comportamiento inadecuado (o de “berrinche”) que eventualmente tendrás que corregir.
La mayor parte de las veces, los berrinches de los nenes son por algo trivial (quieren un juguete o los brazos de los papás) pero es básico que primero los enseñemos a tranquilizarse por si solos antes de considerar darles inmediatamente lo que quieren.
Entre los cinco y seis meses de edad los bebés empiezan a estar conscientes de sus emociones y deben aprender a estar en control de ellas. Para esto, también deben de aprender a diferenciarlas.
Una forma de estimular a tu bebé es que siempre le hables y le expliques que pasa y que sabes como se siente (como adulto ¿eh?! ¡Nada de hacer vocecitas raras! jajaja). Con el simple hecho de escuchar tu voz, ¡tu bebé se sentirá mejor! ¡Aunque no necesariamente dejará de llorar! Pero es muy importante entablar ese lazo de comunicación con nuestros hijos y hacerlos saber que los escuchamos.
Para enseñarlos a tranquilizarse por sí mismos es indispensable dejarlos lidiar con la frustración (desde luego si la situación lo permite y no los pone en algún peligro). Lo siento chicas pero, es cierto é inevitable… No podemos consentirles los berrinches porque eso los priva de su autoestima y les generará muchos problemas en su vida adulta.
¡Pero no se preocupen! Los especialistas aseguran que el dejar llorar a un bebé no solamente los enseña a tranquilizarse por sí mismo, sino que también es bueno ya que aprenden a expresar lo que sienten con facilidad y lo más probable es que se conviertan en personas extrovertidas….
Este es sólo el principio de la educación de nuestros hijos, más adelante vienen muchísimos retos más pero seguramente con esta base serán más fáciles de afrontar. ¿Cómo ven? Pues hay que tomarlo con calma y, sobre todo, ser constantes con nuestra postura de autoridad como madres. ¡Suerte!
Fuente: http://blogs.quien.com
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